La idea de que el karma es un sistema de justicia moral en el que los pensamientos positivos traen cosas buenas y los negativos son una maldición no es correcta. Por lo tanto, es importante comprender el verdadero significado del karma.
Lo hemos oído un millón de veces: «¡Es el karma!» y «¡Lo que va, vuelve!» Y aunque se ha convertido en una creencia fiable que las buenas acciones, la energía positiva y los pensamientos amables crean un futuro más fácil y feliz, la idea de que la negatividad significa un mal karma, una maldición para nuestras vidas, es errónea.
El karma no es un sistema de justicia moral. Karma es la palabra sánscrita que significa acción, y la acción es lo que rige nuestra vida. La palabra karma tiene sus raíces en el hinduismo, pero su significado procede del budismo (una rama de la teología hindú).
En el hinduismo, se cree ampliamente que el alma, purusha, sobrevive a la muerte y renace en un nuevo cuerpo, heredando el karma de una vida anterior. El budismo es diferente, Buda enseñó una doctrina llamada anatman: la idea de que no hay alma, ni yo. El budismo, en cambio, se centra en los cinco skandhas (o acumulaciones) que explican las experiencias comunes de los seres sensibles: forma, sensación, percepción, pensamiento y conciencia. Estas cosas no son el verdadero «yo», sino la forma en que se forma la personalidad mediante la interacción con el mundo material. En esencia, el «yo» no es permanente, lo que significa que el karma no es permanente.
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¿Qué es el karma y qué no es el karma?
A menudo nos quedamos atascados con la idea de karma como una teoría basada en hechos -hacer buenas acciones y tener pensamientos positivos- en lugar de examinar la base filosófica más amplia sobre la que se construye el karma.
El Karma Yoga es el yoga de la acción y está claramente definido por el Señor Krishna en el Bhagavad Gita: «El trabajo es tu privilegio, pero nunca sus frutos. Nunca dejes que los frutos de la acción sean tu motivación, y nunca dejes de trabajar…. No te dejes influir por el éxito o el fracaso. Este equilibrio se llama yoga. (Bhagavad Gita)
Estas definiciones han sido distorsionadas por nuestra cultura occidental, que se basa en la culpa, la vergüenza y la codicia. Estamos apegados a nuestro trabajo y a nuestro deber, de hecho dejamos que definan nuestra valía.
Vemos los errores que cometemos como malos y defectuosos y entonces nos etiquetamos como malos y defectuosos.
El karma en la vida cotidiana
Si el karma es acción y el camino del yoga se basa en el karma, yoga es un trabajo activo en curso, un cocreador con el universo.
Es tan fácil confundir el karma con «atropellé a alguien hace dos años, por lo que ahora me suceden estas cosas malas», cuando en realidad es «mis pensamientos, sentimientos y palabras alimentan mis acciones, alimentando el ciclo kármico de la vida».
El karma es la acción canalizada por el pensamiento. Si tu amiga sigue diciendo «estoy condenada», no sólo se está condenando a sí misma, sino que está repitiendo un patrón de pensamiento familiar y negativo que puede afectar a sus decisiones actuales y futuras.
Es importante comprender la raíz de principios orientales bien conocidos, como el karma, para no perpetuar un sistema de creencias infundado que supone un sacrificio para nuestra psique y nuestra alma. El karma no distribuye recompensas ni castigos, sino que es un intercambio de energía que es creado, reforzado y limitado por el yo.
Así que la próxima vez que te sientas complacido contigo mismo, habla con amabilidad, fíjate en los momentos de autocrítica, date otra oportunidad: esto es un impulso kármico. Cuando te sientas mal contigo mismo o con algo que hayas hecho recientemente o en el pasado, utiliza el mantra «la próxima vez lo haré mejor». No es bueno por malo, es un proyecto continuo en nuestro viaje por la vida: ¡es el karma!