¿Cuántas veces has oído la frase «las emociones se acumulan en las caderas» durante una clase de yoga? Estoy dispuesto a apostar: ¡mucho! Tal vez hayas experimentado una liberación de la tristeza, el miedo, la frustración, la ansiedad, la ira… incluso durante una postura de cara de vaca o de paloma que mantienes durante un largo periodo de tiempo.
¿Pero por qué? ¿Qué tienen las caderas en concreto que crean estos profundos almacenes de emoción? En primer lugar, veremos cómo las caderas pueden estar «tensas» y por qué.
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¿Qué son las caderas tensas y qué las causa?
El término «caderas tensas» se utiliza a menudo para describir la tensión o incluso el dolor en la parte superior, frontal o lateral de las piernas, que se siente como si lo que hay allí fuese tan corto que nunca se aflojará o alargará.
En las culturas occidentales, la tensión en las caderas es habitual. Esto se debe, en parte, a que nos sentamos demasiado, en lugar de ponernos en cuclillas con regularidad, como hacen muchas culturas orientales e indígenas. Pero tanto si estamos sentados como de pie, caminando o corriendo, nuestras piernas siempre están trabajando para sostener la parte superior del cuerpo, y esta tensión constante puede hacer que los músculos de la cadera estén crónicamente tensos.
La tensión física en las caderas se ha convertido en algo normal. Y con ello, aumenta la probabilidad de que las emociones queden atrapadas en su interior.
Sobre «abrir las caderas»
Antes de profundizar, es interesante aclarar lo que queremos decir con «abrir las caderas», otro término que probablemente hayas oído a menudo en el yoga. El término «apertura de cadera» es confuso; implica que nuestras caderas se abren como una puerta o un libro, sugiriendo que nuestra amplitud de movimiento se limita a la anchura de las piernas. En realidad, las caderas son articulaciones esféricas, lo que significa que pueden girar, es decir, moverse en un movimiento circular. Por tanto, «abrir las caderas» significa en realidad crear movilidad en todas las direcciones.
¿Qué afecta a nuestra amplitud de movimiento?
Hay dos factores físicos que pueden limitar nuestra amplitud de movimiento o el grado de «apertura» de las caderas:
- Flexibilidad: de los músculos, los tendones y la fascia de la articulación y sus alrededores. Las posturas de yoga pueden aumentar esta flexibilidad hasta cierto punto.
- Diferencias esqueléticas: una limitación innegociable de nuestra amplitud de movimiento en todas las posturas. El hueso no se moverá más allá del hueso, por mucho yoga que hagamos.
Los esqueletos humanos difieren mucho en cuanto a la anchura y los ángulos de la pelvis y el fémur, y en cuanto a su conexión. Una rotación externa puede ser profunda para una persona y totalmente superficial para otra. Y así debe ser. Nuestro cuerpo también es asimétrico: piensa en que a menudo un lado se siente más «ligero» en una posición que el otro.
Cómo se perciben las emociones
Cuando estamos enfadados, estresados, amenazados, asustados o incluso sorprendidos, tendemos a apretar las mandíbulas o a cerrar los puños inconscientemente. Movemos las caderas para escapar o luchar, o nos inclinamos hacia delante y levantamos las rodillas para proteger nuestro núcleo.
Cuando los niños pequeños están molestos, enfadados o frustrados, se esconden y lloran. Los adultos hacemos lo mismo (aunque no tan fuerte ni públicamente) cuando recibimos malas noticias. Es un reflejo innato activar los flexores de la cadera para estar en posición fetal.
No importa lo real o grave (o no) que sea la amenaza o el drama percibido, la contracción de la rodilla comienza en las caderas. Y cuando los músculos se tensan, se encogen. Si la tensión nunca se libera del todo, no sólo queda atrapada la tensión muscular, sino también la sensación profunda y cognitiva.
Durante el acontecimiento que hace que las caderas se tensen físicamente, nuestro cerebro lanza su cóctel personalizado de química para informar al sistema nervioso. El residuo de esta emoción se almacena -lo has adivinado- en las caderas.
Liberación de la tensión física y emocional
Trabajar los tejidos profundos en posturas centradas en la cadera, como la postura de la Paloma, puede liberar la tensión física y emocional. A nivel físico, puede ayudar a relajar la columna vertebral y las piernas, aumentar la movilidad y mejorar la salud en general.
Estirar los músculos de la cadera provoca una liberación; pueden aflorar las emociones reprimidas, los recuerdos reprimidos, la tensión inconsciente de un acontecimiento traumático. Todo ello puede provocar un torrente de lágrimas aparentemente inexplicable. Así que, además de «abrir nuestras caderas», podemos sentir que estamos abriendo la caja de Pandora.
Uno de los principales objetivos de esta práctica es enseñarnos a sentirnos cómodos con la incomodidad. Practicar posturas centradas en la cadera puede ser como abrir la caja de Pandora. Pero si nos acercamos con aceptación, presencia y amabilidad, los beneficios que obtendremos superarán con creces cualquier malestar temporal que podamos sentir.