Imagínate descalza en silencio bajo el cielo abierto, siente la tierra bajo tus pies y una brisa que te hace cosquillas en la nuca. Mientras el sol te calienta la cara, oyes correr un arroyo cercano. Inhala. Este momento de paz y tranquilidad, nos recuerda a los 5 elementos: la tierra, el aire, el fuego, el agua y el éter forman parte de una teoría universal de la creación que forma parte de muchas prácticas antiguas y filosofías orientales desde hace milenios.
Se cree que los cinco grandes elementos, o panchamahabhutas, surgieron como el universo, por lo que son muy antiguos. Son los fundamentos de la creación del universo y de nuestros cuerpos… todo se crea con diferentes combinaciones de estos cinco elementos.
En el Ayurveda, la ciencia hermana del yoga y uno de los sistemas médicos más antiguos que aún hoy se practican, los cinco elementos son prithvi (tierra), jal (agua), agni (fuego), vayu (aire) y akasha (éter o espacio).
Los elementos están asociados a los sentidos y a determinadas partes y funciones del cuerpo. Cada uno de ellos tiene su contrapartida energética en los chakras. Según el sistema ayurvédico, cada uno de nosotros nace con una combinación única de los cinco elementos, algunos de los cuales son más dominantes que otros, y a esa combinación de elementos más dominante se le llama dosha:
- El aire y el éter crean el Vata dosha.
- Pitta dosha es una combinación de fuego y agua.
- Kapha dosha es tierra y agua.
Conocer tu dosha -y lo que te desequilibra- es el primer paso para comprender cómo puedes integrar los cinco elementos en tu vida. En general, lo que nos desequilibra en la mayoría de los casos es que nos excedemos con nuestra naturaleza dominante o nuestra forma de ser.
El entorno diario, los factores de estrés de la vida e incluso los cambios estacionales también pueden desequilibrarnos. Cuando el entorno que nos rodea cambia, también lo hacen los elementos de nuestro cuerpo. Por eso, cuando llueve, experimentamos más el elemento agua, por ejemplo.
Conocer todo esto nos ayuda a realizar cambios en la dieta y el estilo de vida para apoyar estos cambios sutiles y equilibrarlos con características opuestas. Esto significa que un día caluroso y soleado puede requerir alimentos refrescantes como los pepinos, mientras que el tiempo frío requiere té caliente y guisos calientes.
A continuación explicamos más sobre cada elemento, incluyendo las características emocionales y físicas de cada elemento, el chakra o centro energético que lo acompaña y sus descripciones.
Índice del contenido
Elemento Tierra (Prithvi)
Estados de ánimo correspondientes: tranquila, terrenal, segura, fiable
Chakra: Primero (raíz) – autoestima, supervivencia, estabilidad, apoyo

La Tierra, el más pesado de todos los elementos, es la materia sólida del universo. El elemento tierra es frío, pesado, tosco y estable. También representa las estructuras del cuerpo -huesos, carne, piel- y ayuda a darnos forma. Cuando el elemento tierra está desequilibrado, pueden producirse problemas en la piel, el cabello, los músculos y los huesos. También podemos experimentar fatiga, debilidad, falta de flexibilidad o pérdida de apetito.
Elemento agua (Jal)
Estado de ánimo: flexibilidad, diversión, creatividad.
Chakra: Segundo (sagrado): sensación de placer, flujo, sensualidad.

El agua es calmante, limpiadora, reconstituyente y nutritiva. El elemento agua nos ayuda a entrar en contacto con nuestras emociones y sentimientos. Los desequilibrios hídricos pueden producirse con cambios en la calidad y cantidad de los fluidos corporales, como la saliva, los jugos digestivos, los fluidos articulares, los fluidos reproductivos y la sangre. Mentalmente, un elemento agua desequilibrado se asocia con la adicción, las emociones reprimidas o la falta de creatividad.
El elemento del fuego (Agni)
Estado de ánimo correspondiente: autoconfianza, disciplina, motivación.
Chakra: Tercero (manipura) – autoestima, propósito, identidad personal.

Este elemento representa el calor, la luz, la digestión, el metabolismo y la transformación. Cuando nuestras llamas interiores se despiertan, el fuego da energía al cuerpo. Este elemento alimenta nuestro sentido de independencia y motivación. Sabemos que nuestro fuego está en equilibrio cuando podemos aprovechar fácilmente todas las emociones asociadas al poder: fuerza interior, confianza, disciplina, motivación y cambio. Cuando estamos desequilibrados, podemos sentirnos irritables o enfadados o experimentar inflamación, problemas digestivos o fiebre.
Elemento Aire (Vayu)
Estado de ánimo correspondiente: conciencia amorosa y compasiva, intelecto, actitud despreocupada.
Chakra: cuarto (corazón): sentido de la relación, límites, equilibrio, amor.

El aire representa todas las formas de movimiento, incluyendo la circulación de la sangre, la respiración, el pensamiento y el movimiento. Cuando el aire está en equilibrio, emite luz y una sensación de flotabilidad, mientras que cuando está desequilibrado puede manifestarse como ansiedad e indecisión. Puede llevar a una falta de presencia o crear conflictos en las relaciones. Un desequilibrio en el aire puede provocar alteraciones en el sistema inmunitario o en la producción de hormonas.
Éter o elemento espacio(Akasha)
Estado mental correspondiente: conciencia espaciosa, abierta y universal.
Chakra: Quinta (garganta): sensación de aceptación, verdad, comunicación, plenitud.

El éter es el más sutil de los elementos y tiene que ver con el espacio y la apertura. Este elemento rige los espacios del cuerpo, incluido el espacio de nuestras células. Cuando el éter está desequilibrado, puede crear bloqueos: energéticamente, podemos sentirnos cerrados o como si no tuviéramos suficiente tiempo o espacio. Cuando el éter está en equilibrio, es posible una expresión y una comunicación claras y verdaderas.
Los cinco elementos del yoga
Para sentirse íntegro y sano, el Ayurveda requiere equilibrar las energías elementales mediante la dieta, los suplementos de hierbas, la meditación y las prácticas de movimiento, como las asanas.
Cualquier practicante de yoga puede ayudar a equilibrar los cinco elementos de la naturaleza. Al desarrollar un conocimiento más profundo de cada elemento de tu cuerpo, puedes ajustarte exactamente a lo que se necesita ese día.
Por ejemplo, si te sientes estresado o agobiado, es una señal de que el aire está desequilibrado, entonces en lugar de una clase de ritmo rápido con muchas transiciones, una práctica más lenta y sencilla puede ser una mejor opción para el día.
«El Vinyasa yoga suele potenciar los elementos de aire y éter; el Power yoga y el Ashtanga yoga suelen potenciar el fuego y el agua», dice Chen; «el Yin y el Hatha suelen potenciar la tierra y el agua».
Aquí tienes algunas pautas útiles para los que acaban de empezar, más información sobre cómo los elementos pueden afectar a tu práctica de yoga, y variaciones de asanas que pueden ayudar a equilibrar cada elemento.
Las mejores prácticas de yoga para el elemento tierra
Para sentir realmente el equilibrio del elemento tierra, es importante tener una sensación de arraigo y estabilidad. Cada movimiento debe sentirse seguro, protegido y consciente. Las posturas que ayudan a canalizar esta energía son Tadasana (postura de la montaña), Uttanasana (flexión vertical hacia delante), Virabhadrasana I (guerrero I) y Virabhadrasana II (guerrero II) y Balasana (postura del niño).
Al realizar estas posturas, hay que tener en cuenta la conexión con la tierra y cómo el suelo siempre proporciona apoyo. Cuando tus pies presionan el suelo debajo de ti, hay una fuerza igual y opuesta del suelo que te sostiene.
En Savasana (postura del cadáver), por ejemplo, el peso de tus extremidades se une a la fuerza de la tierra que se eleva para sostenerte. Y en Virabhadrasana (Guerrero I) y otras posturas de pie, puedes sentir tus pies conectados a la tierra, desde los dedos de los pies hasta los talones, creando una base firme. Con cada respiración, baja a través de las piernas, y con ese apoyo, eleva la columna vertebral un poco más, esto crea la oportunidad de sentirse centrado, estable y confiado.
Las mejores prácticas de yoga para el elemento agua
Las posturas que fomentan la fluidez y la facilidad (como Utkata Konasana, Paschimottanasana y Malasana) son ideales para aprovechar este elemento. Deja que cada movimiento fluya como el agua, cada asana es una oportunidad para sentir lo que surge en el momento y notar con qué facilidad se desprende lo que no te sirve.
Un buen ejemplo es Eka Pada Rajakapotasana. Esta asana te permite notar una apertura o una sensación de expansión en las caderas. Cuando te sientas en la postura, se abre un nuevo espacio. Permitir y apreciar suavemente lo que te da la alegría de crecer y desafiarte a ti mismo.
Pero para sentir plenamente este elemento, no hay que dejar de prestar atención al final de la postura: sigue sintiendo este placer incluso cuando te levantas de la postura y pasas a la siguiente, para que la transición sea grácil y fácil.
Las mejores prácticas de yoga para el elemento fuego
Las posturas que trabajan el centro generan calor -piensa en Kumbhakasana (tabla), Virabhadrasana III (guerrero III), Dhanurasana (arco) o Paripurna Navasana (barca)- son excelentes para quemar tu fuego. Piensa en el poder y la confianza que estimulan tus movimientos y equilibra la fina línea entre la suavidad y el esfuerzo para maximizar realmente sus beneficios.
«Cuando te desafíes físicamente, sentirás un impulso de confianza».
En Adho Mukha Vrksasana (parada de manos), por ejemplo, la activación de los dedos que presionan el suelo, la presión de los hombros y el compromiso de los pies están conectados a un único centro de gravedad: el core. A medida que te sientas más seguro en este centro, podrás sentir cierta comodidad en tu postura y encontrar el equilibrio entre trabajar duro pero no demasiado. En las posiciones de fuego, puedes notar momentos en los que tus pensamientos son más agudos, más seguros y autodirigidos. Te das cuenta de que en cada situación tienes el control de tu cuerpo y concentras tu atención.
Las mejores prácticas de yoga para el elemento aire
El pranayama te pone en contacto con el elemento aire. Puede parecer obvio, pero sí, las prácticas respiratorias -como la respiración diafragmática, el Ujjayi y la limpieza de canales- son útiles para estimular el elemento aire.
Ustrasana (camello), Bhujangasana (cobra), Setu Bandha Sarvangasana (puente) y Urdhva Dhanurasana (rueda) utilizan el elemento aire. Tadasana (montaña) es también una postura de aire. Es ideal para notar el vaivén de la postura, el balanceo natural del cuerpo hacia delante y hacia atrás mientras se esfuerza constantemente por alcanzar el equilibrio.
Sea cual sea la postura que elijas, debes centrarte en la flexibilidad, la movilidad y la respiración equilibrada en tu práctica. Mantén un ritmo ligero y fácil que te permita centrarte en la calidad de tus transiciones y en los movimientos sutiles (como el balanceo de la postura) que siempre están presentes en un flujo.
Las mejores prácticas de yoga para el elemento etérico
Lo más recomendable es la meditación. «Nos conecta con una sensación de inmensidad y vacío interior». La meditación nos ayuda a recordar que el espacio que hay en nosotros es el mismo que existe en todos los demás seres, y es este espacio el que hace posible la realidad física.
Para aprovechar el elemento éter en las asanas, es interesante abrir el chakra del cuello, como en Bitilasana (vaca), Matsyendrasana (pez) y los ejercicios de cuello lateral. Céntrate en sentir la integridad estructural y la alineación. Evita el colapso o la contracción y siente el máximo espacio, apertura y ligereza.
Esto puede aplicarse a cualquier postura. En Uttitha Trikonasana, por ejemplo, puedes sentir la amplitud de ambos lados del cuerpo y abrir el pecho y el torso.