Reservar tiempo para la meditación es una forma importante de establecer una rutina saludable y sentirse cómodo con la práctica. Incluso unos minutos al día pueden suponer una gran diferencia.
Pero no debemos dejar de ser conscientes cuando dejamos de meditar. La meditación nos permite ser conscientes de todos los aspectos de la vida, de modo que estemos despiertos, presentes y con el corazón abierto en todo lo que hacemos, no sólo cuando estamos sentados en el cojín.
Aunque la automeditación es una parte esencial de una práctica exhaustiva, la orientación de un profesor experimentado puede ser inestimable, especialmente cuando estás empezando. Nuestra mente divaga con mucha facilidad, y la orientación clara de un profesor puede ayudarnos a volver al momento presente.
Algunos beneficios de la práctica del mindfulness y la meditación:
- Enseñarnos a hacernos amigo de nosotros mismos y a manejar el diálogo interno que nos angustia
- Nos muestra cómo manejar más hábilmente los retos de la vida cotidiana, incluyendo el estrés y la ansiedad, y ganaremos calidad de vida
- Darnos la capacidad de experimentar un profundo sentimiento de alegría mediante el cultivo de la gratitud y el aprecio por la vida
- Y entrar en contacto con una sensación básica de paz que está más allá de los flujos de la vida cotidiana.
Aprender a meditar es fácil y los beneficios pueden llegar rápidamente. Aquí tienes algunos consejos básicos para iniciar tu camino hacia una mayor calma, aceptación y alegría. Respira profundamente y prepárate para relajarte.
Índice del contenido
Meditación para principiantes: 20 consejos prácticos para entrenar nuestra mente
Estos consejos no pretenden convertirte en un experto, sino que te ayuden a empezar y a seguir adelante con la práctica. No es necesario que los pruebes todos a la vez: prueba algunos, vuelve a este artículo y prueba uno o dos más.
- Siéntate sólo dos minutos. Esto parece ridículamente fácil, sólo tienes que meditar durante dos minutos. Empieza con sólo dos minutos de rutina diaria durante una semana. Si va bien, añade otros dos minutos diarios y hazlo durante una semana más. En unas semanas, el tiempo de meditación aumentará gradualmente, y al segundo mes estarás meditando 10 minutos al día, ¡lo cual es increíble! Pero empieza con algo más pequeño.
- Hazlo a primera hora de la mañana. Es fácil decir: «Voy a meditar todos los días», y luego olvidarse de hacerlo. En su lugar, establece un recordatorio cada mañana al levantarte y pon una nota adhesiva que diga «meditación» en algún lugar donde puedas verla.
- No te obsesiones con el cómo, simplemente hazlo. La mayoría de la gente se preocupa por dónde sentarse, cómo sentarse, qué cojín de meditación utilizar. Todo eso está bien, pero no es tan importante al principio. Empieza por sentarte en una posición cómoda en una silla o un sofá, o en tu cama quizás. Si te sientes cómodo sentado en el suelo, siéntate con las piernas cruzadas o en posición de loto si te resulta familiar esta postura. Al principio sólo te llevará un par de minutos, así que siéntate. Más adelante puedes pensar en cómo optimizarlo para que sea cómodo estar sentado durante más tiempo, pero al principio no importa mucho, simplemente siéntate en un lugar tranquilo y cómodo.
- Mira cómo te sientes. Al principio de una sesión de meditación, comprueba cómo te sientes. ¿Cómo se siente tu cuerpo? ¿Cómo está tu mente? ¿Distraída, cansada, estresada? Considera que todo lo que traes a esta sesión de meditación está perfectamente bien.
- Enfócate en la respiración. Ahora que estás instalado, presta atención a tu respiración. Presta atención a tu respiración al inhalar y síguela por la nariz hasta llegar a los pulmones. Intenta contar «uno» cuando inhales la primera vez y luego «dos» cuando exhales. Ves aumentando progresivamente el tiempo de inhalación y exhalación.
- Cuando tu mente divague tráela de nuevo al momento presente. Tu mente vagará, esto es casi una certeza absoluta. No hay ningún problema. Cuando notes que tu mente divaga, sonríe y vuelve a tu suave respiración. Vuelve al «uno» y empieza de nuevo. Puede que te sientas un poco frustrado, pero no pasa nada si no puedes concentrarte, a todos nos pasa. Esto es cuestión de práctica y no se te dará bien durante un tiempo.
- Desarrolla una actitud amorosa. Cuando notes que surgen pensamientos y sentimientos durante la meditación, como así será, míralos con una actitud amorosa. Míralos como amigos, no como intrusos o enemigos. Son parte de ti, aunque no del todo. Sé amable, no cruel.
- No te preocupes demasiado por equivocarte. No tengas miedo de hacerlo mal, no pasa nada, todos hemos pasado por ahí en algún momento. No lo estás haciendo mal. No hay una forma perfecta de hacerlo, simplemente alégrate de hacerlo.
- No te preocupes por dejar tu mente en blanco. Mucha gente piensa que meditar significa despejar la mente o detener todos los pensamientos, pero no lo es. Esto puede ocurrir a veces, pero no es el «objetivo» de la meditación. Si tienes pensamientos, es normal, todos los tenemos. Nuestros cerebros son fábricas de pensamientos y no podemos apagarlos. En su lugar, intenta practicar el foco en tu atención y practica más cuando tu mente divague.
- Quédate con lo que surja. Cuando surjan pensamientos o sentimientos, puedes intentar quedarte con ellos durante un tiempo. Aunque antes hablamos de volver a a la respiración, después de practicarla durante una semana, también puedes intentar quedarte con el pensamiento o la sensación que surja. Normalmente queremos evitar emociones como la frustración, la ira o la ansiedad. Pero una práctica de meditación realmente útil es consiste en experimentar esa emoción durante un tiempo. Quédate y sé curioso.
- Conócete a ti mismo. Este ejercicio no sólo consiste en centrar tu atención, sino también en el funcionamiento de tu mente. ¿Qué pasa ahí? Observando cómo tu mente divaga, se frustra, evita las emociones difíciles… te puede ayudar a comprenderte a ti mismo.
- Hazte amigo de ti mismo. Cuando te conozcas a ti mismo, hazlo de forma amistosa y sin juzgar. Cómo cuando conoces a un amigo. Sonríe y date amor.
- Escanea tu cuerpo. Otra cosa que puedes hacer, una vez que hayas mejorado en la consciencia de tu respiración, es probar otra técnica de meditación como centrar tu atención en una parte de tu cuerpo. Empieza por las plantas de los pies: ¿cómo las sientes? Baja lentamente hasta los dedos de los pies, después sigue por los tobillos hasta terminar en la parte superior de la cabeza.
- Observa la luz, los sonidos, la energía. Otro lugar al que puedes dirigir tu atención, después de haber practicado con la respiración durante al menos una semana, es la luz que te rodea. Mantén la mirada en un punto y observa la luz de la habitación. El segundo día, céntrate en la observación de los sonidos. El segundo día, intenta notar la energía de la habitación que te rodea (incluyendo la luz y los sonidos).
- Asume un compromiso real. No te limites a decir: «Claro, lo probaré durante unos días». Comprométete de verdad a hacerlo, crea tu rutina de meditación, y enciérrate en tu mente durante al menos un mes.
- Puedes hacerlo en cualquier lugar. Si estás de viaje o tienes prisa por la mañana, puedes hacer la meditación en tu escritorio, en el parque, de camino al trabajo, o de paseo. La meditación sentada es el mejor lugar para empezar, pero en realidad estarás practicando este tipo de conciencia durante el resto de tu vida.
- Sigue una meditación guiada. Si te ayuda, puedes probar con clases de meditación guiada para empezar.
- Pide consejo a tus amigos. Puedes meditar con tu pareja, hija o amiga. O bien, comprométete con tu amiga a hacerlo cada mañana. Puede ayudarte a crear una rutina de meditación si nos cuesta hacerlo por cuenta propia.
- Encuentra una comunidad. Mejor aún, encuentra una comunidad de personas que mediten y únete a ella. Puede tratarse de una comunidad zen o tibetana cercana a ti, donde puedes meditar con ellos. O busca un grupo en Internet y ponte en contacto con ellos para hacer preguntas, obtener apoyo y animar a los demás.
- Sonríe cuando estés preparada. Sonríe cuando pasen dos minutos. Agradece que te hayas tomado tiempo para ti, que hayas cumplido tu compromiso, que te hayas demostrado que eres digna de confianza, que te hayas tomado tiempo para conocerte y hacerte amiga de ti misma. Son dos minutos muy valiosos de tu vida.
La meditación no siempre es fácil ni pacífica. Pero tiene unos beneficios realmente increíbles y puedes empezar hoy mismo y continuar durante el resto de tu vida. El bienestar emocional y mental que experimentarás se extenderá a todos los niveles.

Obstáculos comunes para los principiantes
Es perfectamente normal encontrar obstáculos cuando empiezas a meditar, ya sea porque estás estresado, aburrido, asustado, ansioso, abrumado o, en general, te resistes. Con el tiempo y la práctica, cualquier barrera disminuirá y el proceso será más fácil. Conviene recordar que todo el mundo llega a la meditación con toda una vida de preparación a sus espaldas. La mente está acostumbrada a estar ocupada. No se suele silenciar. Así que, naturalmente, se resiste y patalea hasta que se acostumbra a la extraña idea de dejarse llevar y no hacer nada.
- Obstáculo 1: Encontrar tiempo
El obstáculo más común es encontrar tiempo para meditar, pero no importa si faltas uno o tres días. La práctica diaria es más eficaz, pero lo importante es retomar la actividad donde la dejaste y dedicarte 10 o 15 minutos -o el tiempo que quieras- a cuidar de tu salud mental. Si ha pasado un tiempo desde tu última meditación, por ejemplo un mes, puede ser útil repetir algunos de los aspectos básicos. - Obstáculo 2: Demasiadas distracciones
Muchos principiantes creen que cada sesión de meditación debe estar rodeada de un silencio similar al de una biblioteca, lo que nos hace muy sensibles a cualquier pequeña distracción o sonido. Es importante saber que no se trata de un silencio total, sino de sentarse en el entorno que te rodea con todos los sonidos que lo acompañan, ya sea un vecino ruidoso, niños gritando en la calle o un camión dando marcha atrás. En lugar de prestar atención a estos sonidos -o de intentar bloquearlos y frustrarte cuando no puedas-, deja que vayan y vengan sin resistencia. Si tienes problemas al principio, siempre puedes probar con tapones o auriculares para disminuir el ruido. - Obstáculo 3: La somnolencia
Sentirse somnoliento -y tal vez incluso quedarse dormido- también es normal al comenzar una práctica de meditación. Esto se debe a que la mente confunde no hacer nada con la relajación. Con el tiempo, aprenderás la diferencia entre la concentración relajada (lo que intentas conseguir) y la relajación completa (un subproducto de la meditación).
Tres consejos para ayudarte a mantenerte alerta y despierto:
- Medita sentado, no tumbado.
- Intenta meditar por la mañana, cuando tu mente está un poco más despejada.
- Abre una ventana, que entre aire fresco.
6 técnicas de meditación para principiantes
Respiración consciente
Esta es la más común y básica de todas las técnicas de mindfulness y meditación. La respiración es muy importante en la práctica de la meditación y Buda recomendó que comenzáramos nuestra práctica con una respiración consciente.
Por las razones mencionadas anteriormente, la mayoría de la gente comienza su práctica con la respiración consciente. Es sencillo, fácil de aprender y la respiración es el enfoque perfecto para la práctica de la meditación. Recomiendo que todo el mundo empiece con esta práctica, a menos que descubras que una de las siguientes prácticas te interesa más.
No tomes necesariamente tu dificultad inicial con la práctica como una señal de que esta práctica de atención plena no es adecuada para ti. Digo esto porque al principio, casi todo el mundo siente que su mente es un caos, aparentemente tenemos la sensación de no saber si estamos haciendo bien la práctica.
Cualquier esfuerzo que hagas para detenerte y observar tu respiración (o realmente cualquier ejercicio de atención plena) calmará tu mente y con el tiempo notarás una diferencia notable.
Práctica de Trataka: utilizar una vela en la meditación
La Trataka es una forma de meditación conocida como «mirada enfocada». Se conoce más comúnmente como «meditación a la luz de las velas». Trattaka es originalmente uno de los satkarma, o «seis actos», utilizados para limpiar los órganos internos. Esta técnica se utilizaba originalmente para despejar la mente de distracciones, promover la concentración y fortalecer los músculos oculares. Los seis satkarmas se realizaban como preparación para la práctica del yoga y el camino de la liberación o moksha.
El Trattak o Trattaka consiste en mirar el centro de la llama de una vela durante el mayor tiempo posible sin parpadear, y finalmente retener la imagen de la llama en nuestra mente cuando cerramos los ojos. Al contemplar la llama, los ojos empiezan a humedecerse, se dice que esto los limpia y purifica, dejando los ojos brillantes y claros. La práctica se remonta al menos al siglo XV, y se encuentra en el Pradipika del Hatha Yoga, que introduce dos tipos diferentes de tratak: el Bahiranga Trataka, o «mirada enfocada exterior», y el Antaranga Trataka, o «mirada enfocada interior».
La idea de este tipo de práctica meditativa es centrar la mente en un único punto (lo que se conoce como eka graha, o «concentración en un único punto») y alejar así la atención del desorden de la mente.
Meditación de escáner corporal
En lugar de centrarse en la respiración, el escaneo del cuerpo se centra sistemáticamente en diferentes sensaciones y zonas, desde la cabeza hasta los pies.
Empieza por la parte superior de la cabeza. Lleva tu atención lenta y deliberadamente a la superficie de la piel, centímetro a centímetro. Observa si sientes el cuero cabelludo, las orejas, los párpados y la nariz. Continúa así, pasando por la cara, las orejas, el cuello, los hombros y bajando hasta los dedos de los pies.
Al principio puede que no sientas nada en absoluto. Pero a medida que continúes, puedes empezar a notar toda una serie de sensaciones nuevas. Algunas sensaciones pueden ser agradables, un calor suave, un peso agradable; otras pueden ser neutras, como el hormigueo o el picor; o también pueden ser desagradables, como sentir dolor en las piernas.
Sea cual sea la sensación, escríbela. Si necesitas moverte para aliviar el dolor, hazlo. Pero intenta no reaccionar y etiquetar la experiencia como buena o mala, aunque sea desagradable. En cambio, reconoce tus sentimientos y sigue explorando tu cuerpo. Y, por supuesto, si ves que tu mente divaga, simplemente anota el pensamiento y vuelve a prestar atención a tu cuerpo.
Si te quedas dormido durante este ejercicio de exploración del cuerpo, no pasa nada. Cuando notes que te has quedado dormido, respira profundamente unas cuantas veces para despertarte y tal vez recolocar tu cuerpo (lo que también te ayudará a despertarte). Cuando estés preparado, vuelve a prestar atención a la parte de tu cuerpo en la que recuerdas haberte centrado la última vez.
Meditación a pie o el Mindful Walking
La caminata consciente, también conocida como meditación caminando, es uno de los ejercicios de meditación más comunes. En el Zen, la práctica de kinhin («meditación caminando» en japonés) va de la mano de la práctica de zazen («meditación sentada» en japonés), y los practicantes suelen hacer una sesión de kinhin después de zazen.
Una caminata consciente es un ejercicio excelente para los principiantes si siempre estás en movimiento o te encuentras especialmente ansioso cuando intentas sentarte a meditar. Esto no significa que debas evitar sentarte, pero puede ser más eficaz empezar con la meditación caminando durante una o dos semanas y luego añadir una práctica regular de meditación sentada. Luego, continúa con una práctica de meditación en movimiento de vez en cuando,sobretodo cuando te resulte especialmente difícil sentarte a meditar.
La mayoría de nosotros llevamos una vida bastante sedentaria, por lo que necesitamos incorporar alguna actividad física a nuestros días para compensar todo esto. La cuestión es ésta: La atención plena no tiene que ser una cosa más en tu lista de tareas, puede incorporarse a algunas de las actividades que ya realizas. Así podrás incorporar la caminata consciente a tu día.
Al empezar, camina a tu ritmo natural. Coloca las manos donde te sientas más cómodo: sobre el estómago, detrás de la espalda o a los lados.
Si esto te ayuda, puedes contar hasta 10 pasos y luego empezar otra vez por uno. Si estás en un espacio pequeño cuando llegues a 10, detente y elige conscientemente un momento para volver.
Con cada paso, presta atención a la subida y bajada de tus pies. Observa los movimientos de tus pies y del resto del cuerpo. Observa el desplazamiento del peso de tu cuerpo de un lado a otro.
Vuelve a la sensación de caminar, sea cual sea el motivo de tu atención. Tu mente divaga, así que vuelve a dirigirla sin frustración tantas veces como sea necesario.

Alimentación consciente
La alimentación consciente es otra práctica básica de mindfulness. En los centros y monasterios zen, las comidas se toman con reflexión y en completo silencio, lo que las convierte en una especie de ejercicio de meditación en sí mismas.
Sin embargo, al igual que las otras prácticas mencionadas hasta ahora, la alimentación consciente es muy simple y directa, y gira principalmente en torno a masticar y experimentar la comida que tienes delante con todo tu ser.
Si al principio te cuesta acostumbrarte a la práctica, sobre todo si estás practicando y no sabes si eres consciente o no, la alimentación consciente puede ser la práctica perfecta para empezar.
Los sabores, las texturas y los olores de los alimentos que comemos son oportunidades para ayudarnos a establecer una mejor conexión con nuestra práctica. Al principio, esto es especialmente útil porque nuestras facultades son muy sutiles y puede ser difícil saber si estás haciendo el ejercicio «bien».
Empieza desde aquí si te resulta difícil practicar la respiración consciente o cualquier otra práctica.
Introducción a la meditación de la bondad y el amor
Este ejercicio de meditación es una de las prácticas básicas de meditación enseñadas por Buda y tiene un aroma completamente diferente con el que mucha gente quiere empezar.
En muchos sentidos, cultivar el amor y la compasión por los demás es un camino espiritual en sí mismo, en el que participan maestros tan influyentes como Buda (un gran ejemplo moderno de este camino es el Dalai Lama). Otro gran maestro al que hay que prestar atención es Sharon Salzberg (con su práctica de «Amabilidad en la calle»), el difunto gurú indio Maharaji, e incluso Jesucristo.
Así que vale la pena mencionar que el hilo común que une a la mayoría de las tradiciones religiosas del mundo es la predicación del amor a todos los seres. Algunos se acercan a la práctica de la meditación para profundizar en su propia práctica espiritual. Sólo por este motivo merece la pena mencionarlo.
Sin embargo, más que eso, la meditación del amor es una hermosa práctica que abre el mundo y tu conexión con otros seres vivos de una manera que pocas cosas pueden.
No puedes imponer ciertos sentimientos a ti mismo o a otra persona. En cambio, puedes practicar recordándote a ti mismo que te mereces la felicidad y la tranquilidad, y que lo mismo ocurre con tu hija, tu familia, tus amigas, tus vecinas y todos los demás seres en el mundo. Amplía tu compasión por ti mismo, por los que te rodean y por el mundo.
Este ejercicio de bondad amorosa consiste en repetir en silencio frases que ofrezcan buenas cualidades a ti mismo y a los demás.
Puedes empezar por regocijarte en tu propia bondad, recordando las cosas que has hecho con buen corazón y regocijándote en esos recuerdos para celebrar la capacidad de bondad que todos tenemos.
Pronuncia en silencio frases que reflejen lo que más deseamos para nosotros de forma duradera. Las frases tradicionales incluyen:
- Que viva con seguridad.
- Que tenga felicidad espiritual (paz, alegría).
- Que tenga felicidad física (salud, ausencia de dolor).
- Que pueda vivir con tranquilidad.
Repite las frases con suficiente espacio y silencio entre ellas y centra tu atención en una frase cada vez.
Cada vez que notes que te distraes, sé amable contigo mismo y deja de lado la distracción. Repite las frases de nuevo sin juzgarte ni menospreciarte.
Por un momento, imagínate en medio de un círculo de personas que han sido amables contigo o que te han inspirado con su amor. Tal vez los hayas conocido o hayas leído sobre ellos; tal vez vivan ahora o hayan sido históricos o incluso míticos. Es un círculo. Cuando te visualices en su centro, experimenta que eres el receptor de su amor y atención. Sigue repitiendo suavemente para ti frases de amor y bondad.
Cuando quieras terminar la sesión, abandona la visualización y sigue repitiendo las frases durante unos minutos más. Cada vez que haces esto, cambias tu antigua y dañina relación contigo mismo y avanzas, apoyado por el poder de la bondad.

Respuestas a las preguntas más frecuentes sobre la meditación de atención plena
Cuando eres nuevo en la meditación, es natural que a menudo surjan preguntas. Estas respuestas pueden facilitarte las cosas.
- Si tengo un picor, ¿puedo rascarme?
Sí, pero primero intenta rascarte con la mente antes de usar los dedos. - ¿Debo respirar rápido, despacio o de forma intermedia?
Preocúpate sólo si has dejado de respirar. Por lo demás, estarás bien. Respira de la forma en que te sientas más cómodo. - ¿Debo mantener los ojos abiertos o cerrados?
No hay normas estrictas. Prueba ambos. Si tus ojos están abiertos, no demasiado abiertos, ligeramente entreabiertos y no enfocados en ninguna cosa en particular. Si están cerrados, tampoco los fuerces, que tus párpados descansen suavemente. - ¿Es posible que sea alguien que simplemente NO PUEDA meditar?
Cuando te encuentres haciendo esta pregunta, tu meditación ha comenzado oficialmente. Todo el mundo se hace esta pregunta. Vuelve a dirigir tu atención a tu foco (la respiración). Cuando te pierdas y te preguntes de nuevo, vuelve a tu respiración. Esta es la práctica. No hay límite en las veces que puedes desviarte y volver a la respiración. La meditación no es una carrera hacia la perfección, sino un retorno a la respiración una y otra vez. - ¿Es mejor practicar en grupo o solo?
Los dos son estupendos. Es un gran apoyo meditar con otros, pero practicar solo te aporta disciplina. - ¿Cuál es el mejor momento para meditar?
Cualquier momento sirve, aunque el momento más conveniente suele ser por las mañanas. Piensa en tus circunstancias: niños, mascotas, trabajo. - ¿Y si los pensamientos de mi cabeza me estimulan sexualmente (y físicamente)?
No importa. La meditación enciende la imaginación. Con el tiempo, todos los pensamientos y sensaciones surgirán (de alguna manera). Y vuelven. La misma historia de siempre. Suelta el pensamiento, lleva la conciencia y la receptividad a tus sensaciones corporales, devuelve tu atención al objeto que has elegido (en este caso, tu respiración). - ¿Algún consejo para incorporar distracciones a nuestra práctica de meditación?
Cuando meditamos, no tenemos que luchar contra las distracciones como un caballero que mata dragones. Si un perro o un gato entra en la habitación y ladra y gruñe y se frota contra ti o se instala en una parte de tu esterilla, no pasa nada, déjalo estar. Peor aún es interrumpir tu sesión para interactuar con ellos. Si esto ocurre, intenta encontrar una forma de evitar que interrumpan tu práctica.
Estereotipos sobre la meditación
La meditación es una práctica milenaria asociada a muchos conceptos erróneos y estigmas basados en ciertos estereotipos, que a su vez se basan en rumores, mitos e imágenes mediáticas. Mucha gente piensa en la meditación y la asocia fácilmente con etiquetas e imágenes, pero no hay «un tipo de persona» que medite; personas de todas las edades y condiciones sociales -personas que quieren comprender mejor la mente- han meditado durante cientos de años.
Uno de los mayores mitos es que la meditación es inherentemente religiosa. La meditación es una habilidad, no un sistema de creencias. Algunas personas utilizan la meditación en un contexto religioso, pero la aplicación de la habilidad no hace que la meditación sea inherentemente religiosa.
Otro mito es la idea de que la meditación se toma muy en serio, con los meditadores sentados con las piernas cruzadas, los brazos extendidos y diciendo «oohmmm» en voz alta repetidamente. Lo cierto es que, aunque algunas personas prefieren sentarse con las piernas cruzadas, muchos meditadores prefieren meditar en una silla con los brazos relajados en el regazo. Simplemente se sientan y toman conciencia de sus sentimientos y sensaciones. Todo el mundo tiene una mente y de vez en cuando todo el mundo lucha con la mente (o los pensamientos). Los deportistas -entre ellos las estrellas de baloncesto de la NBA, los jugadores olímpicos, futbolistas profesionales- han recurrido cada vez más a la meditación como parte de su entrenamiento mental. No están abrazando árboles ni quemando incienso (no es que haya nada malo en ello); simplemente están entrenando su mente porque se han dado cuenta de que su salud mental es tan importante como su salud física.